Empezamos a pedalear por la avenida Salaverry, nos dirigíamos a una estación de servicio que se encuentra en la cuadra 3 de la Av. Arenales, ahí nos encontraríamos con tres participantes, sin embargo, llegamos a la hora exacta y no había nadie, por lo que nos dirigimos a la cuadra uno de la Av. Arequipa (una paralela de la anterior) ya que ahí nos íbamos a reunir originalmente (después se acordó que sería en el grifo de Arenales), pero nadie llegó.
Los desayunos fueron algo "radiacales", en lo personal me pedí un café, dos panes y un saltado de trucha que (que estuvo realmente buenazo), otros pidieron "Bistec a lo Pobre" (dizque porque andaban misios) "Lomo al Jugo" y otras exquisiteces más que no alcancé a determinar), acabados de desayunar nos dirigimos, en vertiginoso descenso, al poblado de Obrajillo y desde ahí, tomando un tortuoso, polvoriento y accidentando camino rural hemos llegado hasta la carretera que llega a Canta y que por tanto conduce a Lima.
En total fueron 137 Km de bellísimos paisajes y pura adrenalina, tuvimos un pequeño percance con lesión en una mano, (hacemos votos porque no sea nada de consideración), salvo ese inconveniente la ruta se hizo de manera muy agradable, pese a que en una crónica anterior relato que, hay fuertes subidas en esa bajada, debo aclarar que probablemente esta percepción tuvo su origen en que en aquella memorable ocasión, Tony y yo, hubimos de regresar cerca de 5 Km hacia arriba y por encima de los 2000 m.s.n.m. para reagruparnos con la otra parte del grupo (uno de los integrantes había sufrido la pinchadura de una llanta).
En esta ocasión las subidas que existen en esa bajada fueron casi imperceptibles y considero que esto ha sido debido a ahora nos encontramos con mejor estado físico y mucho mejor máquina que en aquella oportunidad. Debo señalar que la emoción se pudo sentir mucho más (ya la emoción casi se convertía en temor) hacia el final de la ruta, ya que hemos pasdo por los seguros y distinguidos barrios de "Carabayllo", "Independencia", "Piñonate", y hasta por Caquetá; en este tramo hemos podido apreciar, muy de cerca, parte de la riquísima fauna de la ciudad de Lima, choferes de combi (de esos a los que hay que mentarles la madre para educarlos), choferes de Tico que no tienen la más remota idea de para qué tienen luces direccionales sus vehículos, borrachines y hasta pastrulos y "drogos" de toda calidad y estirpe.
Fuera de bromas y obviando el comentario anterior (que es cierto) el viaje fué muy divertido aunque intenso por el ejercicio realizado, ya que regresar desde Canta no es solamente hacer una bajada, debido a que, por las velocidades que alcanzas (hasta 60 Km/h),los vehículos motorizados que suben y bajan por la misma carretera y el estado de conservación de la carretera, requieres de mucha técnica concentración y esfuerzo para el control de tu máquina , adicionalmente es una bajada que tiene muchas cuestas en su trayecto con el pequeño añadido que las pedaleas por arriba de los 1000 msnm.
Pasamos por la ermita de Santa Rosa,en la localidad de Quives algunos dejaron sus mensajes en el pozo de los deseos, otros quisimos dejar nuestros celulares (para una comunicación más fluida) pero por no haber llevado los cargadores nos persuadieron de no hacerlo. La visita fue relámpago.
De ahí en adelante la travesía se hizo sin mayores contratiempos.
Saludos Ciclísticos
Archimede Pitagórico